martes, 16 de febrero de 2016

Articulo Evolución : asi dejamos de ser invertebrados


                                    Así dejamos de ser invertebrados


Cada año, cientos de estudiantes de biología en EE UU se ponen en pie y le cantan a un anfioxo parecido a un filete de anchoa o a un gusano.
“el anfioxo es un cefalocordado marino y es el animal invertebrado vivo más parecido al ancestro de todos los vertebrados”, explica José Luis Gómez-Skarmeta. Su equipo publica hoy un estudio que ilumina ese largo trecho desde el anfioxo hasta los seres humanos.
“Los anfioxos son, básicamente, como un vertebrado sin cabeza y sin extremidades”, resume Gómez-Skarmeta. La canción de 1921 da más claves sobre su importancia  “No tiene ojos, ni mandíbula, ni cuerda nerviosa ventral . Pero tiene un montón de hendiduras branquiales y una notocorda”. En los humanos, la notocorda aparece cuando somos embriones, para ser posteriormente sustituida por nuestra columna vertebral.
Gómez-Skarmeta batalla en la tercera revolución de la genética. Primero se estudiaron los genes, que apenas representan el 5% de todo el ADN de un organismo. En ese 5% de nuestro genoma están las instrucciones para fabricar nuestras proteínas. La segunda revolución estudió el 95% restante del ADN, donde se encuentran los interruptores para apagar y encender los genes.Y, finalmente, la tercera revolución investiga la estructura tridimensional del ADN, también clave para el funcionamiento de los genes.
Su equipo se ha fijado en el complejo Hox, un conjunto de genes que desempeña un papel esencial para construir cualquier animal. “Los genes Hox son responsables del eje que va de la cabeza a la cola en todos los animales. También de la formación de las extremidades (de todo lo que cuelga y sale para fuera del cuerpo).
Su estudio, publicado en la revista Nature Genetics, muestra que la estructura tridimensional del complejo Hox cambió en algún momento durante la transición de invertebrados a vertebrados. Los genes Hox se colocan en el genoma muy pegados unos a otros y rodeados de interruptores para regular su activación de manera extremadamente precisa. En los vertebrados, los genes Hox se reparten en dos tramos, con sendos ovillos de interruptores. Sin embargo, en nuestro pseudoancestro anfioxo el complejo Hox aparece en un solo ovillo. El grupo de Gómez-Skarmeta cree que hace cientos de millones de años comenzaron a aparecer nuevos interruptores en torno a los genes Hox al mismo tiempo que cambiaba su estructura tridimensional para evitar interferencias entre ellos. “Sin esta estructura tridimensional del complejo Hox no tendríamos ni piernas, ni brazos, ni pene”, expone el investigador. Seríamos, básicamente, como un filete de anchoa.

1 comentario:

  1. Copiado tal cual del artículo original y borrando algunos párrafos.

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