Hace 7.000 años, los
humanos dejaron sus primeras muestras del uso del lenguaje cuando empezaron a
escribir. Sin embargo, se sabe que la aparición del lenguaje es mucho más
antigua, incluso anterior al movimiento migratorio que realizaron los Homo sapiens cuando empezaron a ocupar
el mundo hace 60.000 años.
En un artículo del
2011 de la revista Science, Quentin
Atkinson, Nueva Zelanda, analizando los fonemas de los distintos idiomas
localizó el origen del lenguaje en el sudoeste africano. Mediante un método
parecido a los análisis de ADN, Atkinson observó que el número de fonemas de un
idioma descendía al alejarse del continente africano.
La aparición del
lenguaje moderno habría coincido con la gran explosión de las capacidades
cogniscivas del ser humano, como las expresiones artísticas. Según Levi
Strauss, investigador del siglo pasado, el lenguaje debía haber aparecido en
dicha explosión y no como resultado de la evolución desde la articulación de
sonidos en animales. Chomsky también pensaba que algo tan complejo como el
lenguaje es una capacidad humana que no se podría explicar mediante mecanismos
evolutivos. Por otro lado, científicos como Steven Pinken empezaron a pensar en
la posibilidad de que la combinación ente los cambios genéticos y la selección
natural diesen lugar a algo tan extraño como el lenguaje. A partir de ahí se
empezaron a apoyar en herramientas evolutiva para encontrar el origen del
lenguaje.
El análisis de
cráneos fósiles de hace 400.000 años, pertenecientes al Homo erectus , mostraba que estos homínidos ya habían desarrollado
las áreas de Broca y Wernicke y que tenían una anatomía que les permitía
articular sonidos.
Edald Carbonell dijo
que en esa época los humanos ya controlaban el fuego, lo que pudo suponer un
cambio social al reunirse entorno a él en grupos. En ese entorno habría empezado
a surgir el lenguaje.
A los científicos les
ha costado encontrar pruebas que afirmen sus hipótesis sobre el origen del
lenguaje, puede que lo consigan en un futuro con las herramientas adecuadas. La
posibilidad de recuperar el material genético de fósiles antiguos ayudará a
explorar cambios en el ADN que puedan estar relacionados con la evolución del
lenguaje.