1. Alfred Wegener
Alfred Lothar Wegener (1880-1930) fue un meteorólogo y geofísico alemán, uno de los grandes padres de la geología moderna al
proponer la teoría
de la deriva continental. Se doctoró en Astronomía
por la Universidad
de Berlín, pero centró su campo de estudio en la
geofísica y la meteorología. Abandonó
su contribución científica cuando fue reclutado por el ejército alemán para
luchar en la Primera Guerra Mundial.
La deriva continental es el desplazamiento de
las masas continentales unas respecto a otras.
2. Ideas previas
El Pangea
Wegener propuso que
inicialmente existía en la superficie de la Tierra un supercontinente continuo,
Pangea, el cual se habría partido y sus fragmentos empezaron a moverse y dispersarse.
Llamó a este movimiento “desplazamiento horizontal de los continentes”. Más
tarde ese proceso fue denominado deriva continental.
Wegener argumentó
que estos bloques continentales, menos
densos, podían realizar movimientos y también
movimientos horizontales deslizantes, siempre y cuando se ejerciera una
fuerza suficientemente fuerte.
Las pruebas
Wegener utilizó como demostración de la deriva continental
la coincidencia fisiográfica de las costas de los continentes que cercan el
Atlántico. Demostró que al unir tales estructuras presentan similitudes y se
acoplan como si fueran las piezas de un rompecabezas. Este acoplamiento no es
sólo en la forma de las costas sino que, además, coinciden también los tipos de
rocas y otras estructuras a ambos lados del atlántico. Wegener demostró también
que lo mismo sucedía entre la India,
Australia, Sudamérica y sur de África y que esto sólo se explicaba si estas
masas continentales habían estado unidas.
La deriva
Para Wegener, hace aproximadamente 290 millones de años,
sólo existía un único continente, Pangea. Esa inmensa masa continental se
habría fragmentado posteriormente en distintas direcciones la euroasiática que se comunicaba, a través de Escandinavia
con Norteamérica, dando lugar a un supercontinente septentrional llamado
Laurasia, y, al sur, una serie de bloques continentales que constituía el supercontinente de Gondwana,
el cual comprendía a Sudamérica, Antártida, Australia y África.
La formación de las
montañas
La deriva de Wegener,
explicaba, además la formación de las cadenas montañosas. En el frente de los
continentes en movimiento se formaron gigantescas arrugas: las cadenas de
montañas; así, el contacto de América, que derivaba hacia el occidente, generó
la cordillera de los Andes y las Montañas Rocosas, al empujar los sedimentos
del fondo oceánico hacia arriba arrugándolos; Australia, que deriva hacia el
Oriente, indujo la formación de sus cadenas costeras orientales.
Los terremotos y los
volcanes
Esos arrugamientos
también tienen importantes repercusiones internas que generan las
actividades volcánicas y magmáticas intensas de esas regiones.
El origen de algunas
islas
Del lado opuesto los continentes en deriva abandonan, en su
rastro, algunos fragmentos de su margen posterior generando islas, grandes o
pequeñas. América, por ejemplo, en su deriva hacia el oeste, habría formado
tras de sí el arco de las islas de las Antillas. Más espectacular todavía
habría sido la deriva de Asia hacia el noroeste, que dejara como huella la
guirnalda de las islas del Archipiélago de Sonda, el Japón, las Kuriles y
otras.
Las fuerzas que
mueven los continentes
Finalmente, Wegener propuso un mecanismo para explicar la
deriva. Argumentó que las fuerzas gravitacionales y el “empuje” de las mareas
eran las que causaban la deriva de los continentes hacia el oeste, inducidas
por la atracción gravitacional del Sol y de la Luna. Pero Wegener presentó
tales ideas sólo como tentativas de explicación, pues afirmó que "la cuestión
de cuáles fuerzas habrían podido causar esos desplazamientos, pliegues y
hendiduras, aún no puede responderse conclusivamente".
3. Pruebas de la deriva continental
Pruebas geográficas:
Wegener sospechó que los continentes podrían haber estado unidos en épocas
pasadas al observar una gran coincidencia entre las formas de la costa de los
continentes, especialmente entre Sudamérica y África. Si en el pasado estos
continentes hubieran estado unidos formando uno solo —término que actualmente
conocemos como “Pangea”— es lógico que los fragmentos encajen. La coincidencia
es aún mayor si se tienen en cuenta no las costas actuales, sino los límites de
las plataformas continentales.
Pruebas
paleontológicas:
Entre las pruebas más importantes para demostrar que en el
pasado continentes como África y Sudamérica estuvieron unidos, están en las
paleontológicas, es decir, las concernientes a los fósiles. Existen varios
ejemplos de fósiles de organismos idénticos que se han encontrado en lugares
que hoy distan miles de kilómetros, como la Antártida, Sudamérica, África,
India y Australia. Los estudios paleontológicos indican que estos organismos
prehistóricos hubieran sido capaces de cruzar los océanos que hoy separan esos
continentes. Esta prueba indica que los continentes estuvieron reunidos en
alguna época pasada.
Pruebas geológicas
y tectónicas:
Si se unen los continentes en uno solo, se puede observar que
los tipos de rocas, la cronología de las mismas y las cadenas montañosas
principales tendrían continuidad física, es decir, formarían una especie de
cinturón casi continuo.
Pruebas
paleoclimáticas:
Como hemos dicho anteriormente, este tipo de pruebas eran
las más importantes para Wegener. El científico alemán descubrió que existían
zonas en la Tierra cuyos climas actuales no coincidían con los que tuvieron en
el pasado. Así, zonas actualmente cálidas estuvieron cubiertas de hielo en el
pasado (India, Australia), mientras que en esa época el norte de América y
Europa eran bosques muy cálidos.
4. IDEAS EN CONTRA DE LA DERIVA CONTINENTAL:
Aunque la teoría
de la deriva continental proporcionaba una explicación lógica y simple de
muchos fenómenos geológicos, Wegener no supo encontrar la naturaleza de la
fuerza que era capaz de hacer que los continentes se moviesen.
Fueron bastantes
las críticas que recibió la teoría de Wegener. Entre ellas destaca la crítica
del autor Harold Jeffreys que en 1924 en su libro llamado “The Earth” afirma lo siguiente: “la fuerza de gravedad es mucho más fuerte que cualquier otra
fuerza tangencial conocida que actúe en la corteza terrestre; como las capas
continentales y oceánicas son tan fuertes como para soportar accidentes
topográficos (como el Everest) y profundas cuencas oceánicas sin deshacerse
lentamente bajo la acción de la gravedad, no sería factible que permitieran una
deriva horizontal de bloques siálicos a lo largo del sima”. Jeffrey se manifestó contra una incoherencia
de la hipótesis wegeneriana:
“si los continentes se desplazan mecánicamente en el sima subyacente, ¿por qué
razón en la "proa" de los continentes el mismo sima opone tal
resistencia que en el frente del continente ocurren arrugamientos que ocasionan
el surgimiento de montañas?”
“El sima debería ser lo suficientemente blando como para permitir la deriva de bloques continentales, y la evidencia sísmica había demostrado que no lo era”.
“El sima debería ser lo suficientemente blando como para permitir la deriva de bloques continentales, y la evidencia sísmica había demostrado que no lo era”.
Los geofísicos lo
criticaban porque los cálculos que había llevado a cabo sobre los esfuerzos
necesarios para desplazar una masa continental a través de las rocas sólidas en
los fondos oceánicos, resultaban con valores increíblemente altos.
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