- MITOS DE LA CIENCIA
1. Tenemos cinco sentidos. Aparte de los cinco sentidos tradicionales que ya catalogó
Aristóteles, tenemos unos cuantos más: entre 9 y 20, dependiendo de la definición que usemos. Estos incluyen la propiocepción, que nos permite
saber dónde están las diferentes partes de nuestro cuerpo, los sensores de
temperatura (termocepción), del dolor (nocicepción) e incluso el sentido del
equilibrio. Algunos apuntan que
lo más fácil es dividirlos en tres grupos: mecánicos (tacto, oído y
propiocepción), químicos (gusto, olfato y los sentidos internos) y la luz.
2. Los lemmings se suicidan en masa. Como explica Io9,
estos roedores del ártico pasan por ciclos de población en los que se
multiplican por 100 o incluso por 1.000, para luego descender hasta casi la
extinción, ya que dependen del climas muy fríos para reproducirse. En los picos
de población, muchos grupos de lemmings se ven obligados a emigrar y,
ocasionalmente, caen por acantilados. Pero por accidente. No se arrojan al
vacío. Estos ciclos de poblaci´n tan bruscos llevaron a varias leyendas,
incluida la de que se arrojaban al mar. Un documental de Disney (sí, Disney) de
1958 dio esta leyenda por cierta y los autores decidieron comprar un camión
lleno de lemmings y empujarlos por un barranco para simular lo que en su
opinión la naturaleza hubiera hecho de todas formas. Este vídeo recoge el
aterrador fragmento.
3. El Sol es amarillo. Lo vemos amarillo por la atmósfera, pero en realidad es blanco. De hecho y
tal y como explica IFL Science, las fotos de astronautas a menudo se retocan para
que lo veamos como estamos acostumbrados.
4. Puedes ver la Gran Muralla
China desde el espacio. Aunque hay polémica al respecto, lo
cierto es que la gran muralla sólo tiene unos metros de ancho, tanto como una carretera o
un aeropuerto. Además, es de un color similar al del suelo que los rodea. Sí hay
construcciones humanas que se pueden ver desde el espacio, como los invernaderos de Almería,
el Parlamento de Rumanía y la mina de cobre de Kennecot.
5. Si orinas en la piscina, un componente químico hará que el agua se vuelva roja en contacto con la orina. Según Snopes, este mito se remonta como mínimo a 1958, pero no hay ningún compuesto que actúe sólo contra la orina y no contra otros componentes orgánicos similares. Snopes también recuerda que muchos niños incluso orinarían voluntariamente sólo para ver el tinte. En este blog de la tienda de piscinas Gunitec, Marcos Gisbert explica que incluso ha preguntado a proveedores por este tinte para acabar de confirmar si se trata de una leyenda urbana: nadie lo tenía. Así que puedes hacerlo sin riesgo a quedar en evidencia. Pero no lo hagas. Por favor.
- Fraudes cientificos
En 1978, Juan José Benítez, periodista español, afirmó, siendo falso, que la NASA había aportado pruebas científicas que demostraban suficientemente el principal dogma de la Iglesia católica; la resurrección de Jesucristo. En 1988 la prueba del carbono 14, realizada simultáneamente en tres prestigiosos laboratorios, puso las cosas en su sitio y determinó el origen medieval del lienzo (siglo XIV), lo que echaba por tierra uno de los montajes más rentables de los años 70-80.
2. Talidomina: el caso del tranquilizante asesino
El siniestro asunto de la talidomida es paradigmático de
esta actitud que no resulta infrecuente. La compañía Chemie Gruenenthal, que
solo ahora pide perdón, situó en el mercado un tranquilizante, la talidomida,
pero ocultó informes y suprimió comunicaciones sobre problemas neurológicos
derivados de su consumo. Hasta 1962 se estuvo recetando alegremente a
embarazadas con el resultado de ocho mil niños afectados por espantosas malformaciones
en 46 países. Para más escarnio, la compañía no pudo ser responsabilizada
judicialmente porque no existía un “claro precedente legal".
3. El hombre de Piltdown
La historia guarda en su memoria una gran variedad de
fraudes científicos. En algunos casos se debe a la invención de pruebas
científicas. Tras dar a conocer Charles Darwin en 1859 su famosa teoría de la
evolución, un geólogo aficionado, Charles Dawson, presentó un cráneo del que
aseguraba que era "el eslabón perdido entre el simio y el hombre".
Sin embargo, se descubrió más tarde que el "Hombre de Piltdown", como
se le llegó a conocer al haber sido encontrado supuestamente en dicha zona de
Inglaterra, no era más que un cráneo humano actual pulido hasta haberle dado
una forma simiesca.
4. El gigante de Cardiff
Corría 1869 en Cardiff, localidad ubicada al norte del
estado de Nueva York. Durante las excavaciones para la construcción de unos
pozos para sacar agua, los obreros hacen un hallazgo sorpresivo: desentierran
lo que aparenta ser el fósil o la estatua de un hombre de más de tres metros de
altura. La novedad voló y pronto la figura fue bautizada como el gigante de
Cardiff.
Lo cierto es que solo se trataba de una figura tallada en
yeso, que el dueño del campo donde fue encontrada, George Hull, mandó a
fabricar para luego enterrarla y simular un inesperado hallazgo arqueológico.
5. La falsa clonación humana
En 2005 el investigador coreano Hwanq Woo Suk hizo un
anuncio extraordinario: había logrado obtener células madre de embriones humanos
clonados. Sin embargo, los aplausos duraron poco. En enero de 2006, la
Universidad de Seúl confirmó que el científico había falsificado los resultados
de sus experimentos y lo peor: nunca existieron las células madres de embriones
clonados.
El engaño causó una polémica de proporciones, que llevó al
gobierno de Corea del Sur a prohibir la investigación con células madre
embrionarias hasta marzo de 2007. Woo Suk fue declarado culpable por la
justicia de su país y condenado a dos años de cárcel.
- ERRORES DE LA CIENCIA
Francis
Crick y James D. Watson son famosos por haber descubierto la doble estructura de hélice en el ADN en 1953, pero el químico Linus Pauling
propuso su idea sobre la estructura del ADN ese mismo año.
Probablemente
Pauling fue uno de los más grandes químicos de la historia, incluso ganó un
Premio Nobel dos veces por sí mismo. Pero así tan brillante como era, Pauling
se precipitó al publicar su teoría del ADN, que resultó ser totalmente falsa.
En lugar de plantear las dos hélices que formar las moléculas, él aseguró que
eran tres
Crick
y Watson sí pudieron leer el trabajo de Pauling, y se dieron cuenta de que
había algo que no encajaba. Aunque erróneo, el trabajo del químico sirvió de
inspiración para los que luego, esta vez sí, propusieron la doble hélice como
estructura correcta del ADN.
2.
El cálculo de la edad de la Tierra de Kelvin
En el
siglo XIX, William Thomson, Lord Kelvin, fue la primera persona en emplear la
física para calcular la edad de la Tierra y del Sol. Sin embargo, calculó que
ambos cuerpos era 50 veces más jóvenes que lo que creemos que son, por lo que
sus cálculos fueron desastrosos para su época.
Lord
Kelvin basó su cálculo en la idea de que la Tierra comenzó como una pelota caliente, que se
fue enfriando con el paso del tiempo. Se arriesgó a calcular cuánto tiempo
había pasado para que la Tierra adquiriera su temperatura actual. Además, sus
cantidades fueron desproporcionadas ya que aún no se descubría la
radioactividad.
Sin
embargo, aún con la radioactividad, sus cálculos hubieran sido pésimos. Kelvin
cometió el error de ignorar la posibilidad de que otros mecanismos pudieron
haber transportado calor a la Tierra.
3. La
expansión de la Tierra
En el
siglo XIX hubo una explosión en el interés de la sociedad por la geología.
Aparecieron aficionados a las rocas en todas partes., todos tenían su teoría
sobre la formación del relieve. Una de las teorías afirmaba que la Tierra se
expandía como si fuera un universo pequeño. Si lo pensamos bien, esto puede explicar
porque hace miles de años todos los continentes estaban unidos en un uno no es
tan raro. Según la teoría, al aumentar el tamaño del planeta, aumentaba la
distancia entre los continentes.
4. Virus
infeccioso.
Unos
biólogos franceses descubrieron en el 2003 el virus más grande del mundo: el
Mimivirus, un virus supuestamente 30 veces más grande que el rinovirus que
provoca resfriado y que se supone que es indestructible. Se dijo que el virus
no podía afectar a los seres humanos pero un año más tarde uno de los técnicos
del laboratorio resultó infectado con este virus.
5. Las
ancas de ranas eléctricas.
Luigi
Calvani fue pionero en los estudios sobre la electricidad pero cometió un error
cuando una noche colgó una hilera de ranas sobre el cerco de hierro de su
jardín. El científico se sorprendió al ver que los animales empezaron a temblar
y creó su teoría de la “electricidad animal” afirmando que el tejido biológico
de las ranas generaba una corriente eléctrica propia. La verdad es que el
movimiento se debía a que Luigi las tocaba con unas tijeras metálicas durante
una tormenta eléctrica.